Me Voy A La Cama... (279)

30 enero 2009

Mamá y Papá estaban mirando la televisión cuando Mamá dijo:

- “Estoy cansada, es tarde, me voy a la cama”.

Fue a la cocina a preparar los bocadillos para el día siguiente. Puso en remojo los recipientes de las palomitas, sacó la carne del congelador para la cena del día siguiente, controló si quedaban bastantes cereales, llenó el azucarero, puso las cucharitas y los cuencos del desayuno en la mesa y dejó reparada la cafetera. Puso la ropa húmeda en la secadora, la ropa sucia en la lavadora, planchó una camisa y cosió un botón, recogió los juguetes, puso a cargar el teléfono y guardó la guía telefónica. Regó las plantas, ató la bolsa de basura y tendió una toalla. Bostezó, se desperezó y se fue al dormitorio. Se paró un momento para escribir una nota a la maestra, contó el dinero para la excursión y cogió un libro que estaba debajo de la silla. Firmó una felicitación para un amigo y escribió la dirección en el sobre, escribió una nota para el charcutero y colocó todo junto a su bolso. Mamá a continuación se lavó la cara con las toallitas, se puso crema anti-arrugas, se lavó los dientes y las uñas.

Papá gritó:

- “Pensaba que te estabas yendo a la cama”.

- “Estoy yendo”, dijo ella.

Puso un poco de agua en el bebedero del perro y sacó el gato al balcón, cerró la puerta con llave y apagó la luz de la entrada. Dió una ojeada a los niños, les apagó las luces y la televisión, recogió una camiseta, tiró los calcetines a la cesta de ropa y habló con uno de ellos que estaba todavía haciendo los deberes. En su habitación puso el despertador, preparó la ropa para el día siguiente, ordenó mínimamente el zapatero. Añadió tres cosas a las seis de la lista de las cosas urgentes y visualizó el alcanzar sus propios objetivos.

En ese momento, Papá apagó la televisión y anunció:

- “Me voy a la cama”. Y lo hizo, sin otros pensamientos.

¿Nada extraordinario? ¿Nos preguntamos por qué las mujeres viven más tiempo? Porque están hechas para los largos recorridos (y no se pueden morir antes, tienen demasiadas cosas que hacer).


Autor: Anónimo



¿Viviendo bajo el mismo techo se puede llegar a los extremos de preocuparse de todo y no preocuparse por nada? Lamentablemente parece que si.

Las tareas no compartidas con actitud de desinterés por el día a día en la vivienda, al final pasaran factura. Una solución sería una persona externa que se ocupara de la casa, pero si no está al alcance, procura compartir con tu pareja no solo los momentos idílicos, también esas pequeñas cosas del día porque apuesta si te atreves a apostar, que el día a día no compartido irá quitando el encanto de provocar momentos idílicos en la pareja.

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