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El Milagro Del Perdón (680)

30 agosto 2010

Crecer no es una tarea sencilla.

Avances, retrocesos, desilusiones, esperanzas y mucho dolor acompañan el proceso vital del hombre en este mundo, proceso cuyo sentido último es el de la evolución del espíritu.

En este trayecto forzosamente existirán personas que nos lastimen, que nos nieguen aquello que deseamos, que no nos comprendan o incluso que nos traicionen.

Se trate de una herida emocional que nos hayan provocado nuestros padres, un amor que nos ha olvidado o de un amigo que no ha sabido actuar con lealtad, todos hemos sufrido alguna vez por causa de otra persona.

Ahora bien: ¿Qué sentimos por ese que nos dañó?

¿Intentamos alguna vez comprender porqué actuó de ese modo?

¿Somos capaces de olvidar la ofensa sufrida? ¿Sabemos perdonar?

Cuando las cicatrices no logran cerrarse y el rencor continúa anidando en nuestro espíritu, su energía actúa como un veneno.

Muchas de nuestras enfermedades se deben a esta contaminación energética, a la ira permanente, a los pensamientos de venganza y destrucción que ocupan nuestra mente.

También muchos de nuestros fracasos nacen en este aferrarse a dolores pasados porque allí donde existe el resentimiento difícilmente pueda florecer una actitud positiva hacia los demás.

Por eso, para curarnos, debemos perdonar.
Perdonar a quien nos olvidó.
Perdonar a quien nos agredió.
Perdonar a quien destruyó lo que amábamos.
Enviar luz y paz para que la luz y la paz regresen a nosotros.

Perdonarnos a nosotros mismos. Aceptar y cuidar al niño asustado, enojado o confundido que llevamos dentro y rodearlo de un infinito amor. Convertirnos en amor para que el amor sea amor.

Y entonces así, crecer libres de toda atadura y de todo miedo: crecer en felicidad.

No importa cuantas veces caíste, si cada vez te volviste a levantar, el éxito en la vida no consiste en la prisa de correr, sino, en llegar.

No importa si perdiste una partida, acepta que ganaste en experiencia, la lucha de la carrera de la vida no es de rapidez, si no, de resistencia.

No importa dónde, cómo, ni por qué, ten en medio del error cometido la grandeza de decir... ME EQUIVOQUÉ! y si caíste estando a punto de llegar, ten el miedo de darte por vencido... y el valor de volver a comenzar...


Autor: Anónimo



Como dijo Jacinto Benavente: A perdonar solo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen.

Cuando Se Perdona Pero No Se Olvida (679)

27 agosto 2010

Hay muchas personas, hombres y mujeres, que tienden en un apartado de su mente han colocado un cajón, en el cual, guardan con doble llave las experiencias negativas, los desengaños y los momentos difíciles o dolorosos que han vivido y en el momento oportuno, abren el cajón y sacan de él lo necesario para poner en evidencia su condición de víctimas y los argumentos para chantajear a la pareja.

Mantener archivadas las experiencias negativas, conservar las cuentas pendientes con el "ser amado", pone en evidencia la existencia de rencor y resentimiento, sentimientos que "envenenan" cualquier relación humana.

Cuando se guardan resentimientos, cuando se "perdona" pero no se olvida, la relación se envenena y las personas entran en un juego interminable de cobrarse cuentas pendientes, que como resultado hace infelices a todos los involucrados: al que no olvida, porque el simple hecho de estar recordando las cosas negativas le amarga la vida y le impide la felicidad, y al que se le están echando en cara las cuentas pendientes, porque se siente agredido y manipulado cada vez que le presenten una factura de cobro.

Eso es realmente algo que no se debe de albergar en nuestros corazones, mentes y pensamientos.

Liberar esa palabra es demasiado difícil pero no imposible.

Así amigos el perdonar no cuesta nada y si se logra una armonía espiritual, y sobre todo una paz dentro de nosotros, perdonemos, amemos y será después un nuevo día para todos...


Autor: Anónimo



Sin olvido no hay perdón y sin perdón no hay olvido. La finalidad en esta vida es seguir siempre hacia adelante del brazo de esas personitas que te aportan tanto en tu vida, entonces no te dejes envenenar el corazón y encadenarte a amarguras del pasado. La vida es un aprendizaje diario, continuo y una opción.


Perdonar Y Pedir Perdón (630)

10 mayo 2010

Cualquier persona puede cometer errores
que producen ofensas en quienes le rodean,
y esas ofensas suelen llevar aparejadas
un sentido de culpa para su causante.

Si la persona se desentiende de la realidad
ignorando la ofensa que ha producido,
o proyecta sin razón su culpa sobre los demás
eso solo sirve para provocar un daño mayor.

El desconocer un error no remedia el mal
sino que profundiza más la herida producida.

Para poder vivir felices, todas las personas
tenemos que dar y recibir perdón.

Muchas veces sin quererlo ofendemos a alguien
y necesitamos recuperar la paz.

Para ello debemos aceptar nuestra culpa,
pedir perdón y reparar la falta cometida.

Sentirse culpable puede ser algo positivo
si nos lleva a reflexionar y a buscar remedio.

Sentirse habitualmente inocente de todo
suele ser el síntoma de la acción del orgullo.

No debemos ser cortos de vista con los propios errores
y agudos con los de los demás.

Perdonar y pedir perdón son cosas
que generalmente van muy unidas.

Es verdad que nos sentimos ofendidos,
pero también hay ofensas nuestras.

Porque los agravios suelen entrecruzarse
en una maraña muy compleja.

La vida es demasiado corta para almacenar
odio y rencor en nuestro corazón.

Aunque sientas la tentación de recordar la ofensa,
debes ser capaz de superarla y perdonar.

Además, muchas de las ofensas son imaginarias
y otras están magnificadas.

Sea lo que sea o con quien sea,
enfréntate a ello y trata de curar esa herida.

Toma el teléfono.
Escribe un email.
Busca un punto o un lugar de encuentro.

Memoriza unas palabras de acercamiento
y déjalas fluir naturalmente. Pide perdón!


Autor: Anónimo



Cada uno y sus circunstancias en sea lo que sea o con quien sea, aborda los resentimientos de nuestra mente y corazón, la raíz que lo provocó y enfréntalo. El perdón tiene algo mágico cuando es sincero y sabes que el problema mejorará y tal vez desaparezca.


El Perdón (624)

26 abril 2010

Dentro de los sentimientos y las emociones, el perdón es una de las facetas más difíciles de superar. Casi todos tenemos una cierta resistencia para liberarnos de esa carga, aunque nos sea insostenible e imposible de seguir llevando.

Resulta que el perdón es nuestra única puerta para entrar a la vida plena.

No hay felicidad, alegría, paz, amor, bienestar, salud... sin perdón.

Es nuestra prueba más grande, es la apertura al amor, a la comprensión, a la compasión...

El perdón es un método poderoso para abrir el corazón cuando está cerrado a otros, a nosotros mismos o a la vida. El enojo, la culpa, el miedo, la desconfianza... son algunas de las trabas que bloquean el corazón y su natural capacidad de perdonar.

Muchas veces no perdonamos por miedo, miedo a ser lastimados nuevamente, a que la gente no aprecie nuestra buena disposición, por orgullo, por no aceptar que hay otros caminos menos tortuosos para vivir, por prejuicio o por falta de amor.

Cuando perdonamos no se trata de ser "santos" y permitir un nuevo daño, es más, la persona a la que perdonamos no tiene que enterarse siquiera que lo hemos hecho. El perdón solamente ayuda a la persona que perdona, al final tú decides si continúas con esa relación o te olvidas de cualquier acercamiento.

Perdonar no es sólo hacerlo con los seres que de alguna u otra manera nos han dañado, es también hacerlo con nosotros mismos.

Aceptar que somos humanos, darnos el derecho de cometer errores y darnos la libertad de rectificar y abrir nuestro corazón para perdonarnos, aceptarnos y amarnos. Cuando somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos, seremos capaces de perdonar hasta a nuestro peor enemigo.


Autor: Jorge Zamora



El perdón tan necesario concederlo como que nos lo concedan. Siempre resulta más fácil reconocer las ofensas de los demás que nuestras propias. Somos imperfectos, resentidos, así que deja libre tu corazón, sin ataduras innecesarias y ejercita el perdón.

El Perdón (596)

20 febrero 2010

Si alguna vez en tu vida has odiado a alguien, justificada o injustificadamente, te invito a que pienses lo que esto significa.

Tu tienes un valioso tesoro que es tu tiempo, un recurso que minuto a minuto desaparece y que no es otra cosa que la oportunidad que todos tenemos de utilizarlo para descubrir nuestro verdadero ser.

¿Y sabes qué sucede cuando estas odiando a alguien?

Le estás regalando instantes preciosos de tu vida a quien dices no querer.

¡Qué contrasentido más grande!

Cada minuto que piensas en el daño que te hicieron, cada segundo que tu mente ocupa en pensar lo lastimado que quedaste, lo malo de la ofensa recibida, le estas obsequiando las joyas más valiosas que posees a quien más dices odiar.

¿Y qué tal si la ofensa recibida no es tal?

Si resulta que tú fuiste el causante de la reacción de la que ahora te duele.

¿Qué tal si estás equivocado?

Porque puede ser.

¿No lo crees así?

En una forma u otra, el responsable de cómo te sientas eres tu mismo, eres tú quien sufre cada momento desagradable que recuerdas, eres tú quien revive, como si fuera hoy, los incidentes que consideras más dañinos para tu persona, y al hacerlo eres ofendido nuevamente.

Cada vez que lo recuerdas tu adrenalina en el cuerpo se libera como si fuera hoy, lo que sucedió hace ya mucho tiempo.

Tu organismo se envenena y tu alma también.

Tal vez por eso puedas entender ahora que perdonar a los demás es perdonarnos a nosotros mismos.

La magia del perdón ocurre de adentro hacia afuera.

Yo te perdono de todo corazón porque al perdonarte me perdono a mi mismo y libero para siempre mi ser de esos obstáculos que impiden mi crecimiento.

Yo te perdono, porque reconozco en ti una manifestación diferente, pero una misma esencia.

Yo te perdono porque tu eres yo y yo soy tu.


Autor: Anónimo



Nosotros somos los responsables y sufridores de como nos sentimos y de como reflexionamos, aceptamos y buscamos remedio para reparar la falta cometida.

Perdónate por tu inconsciencia, reparándola y aprende a perdonar de corazón porque todos en algún momento cometemos errores.

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