Cualquier persona puede cometer errores
que producen ofensas en quienes le rodean,
y esas ofensas suelen llevar aparejadas
un sentido de culpa para su causante.
Si la persona se desentiende de la realidad
ignorando la ofensa que ha producido,
o proyecta sin razón su culpa sobre los demás
eso solo sirve para provocar un daño mayor.
El desconocer un error no remedia el mal
sino que profundiza más la herida producida.
Para poder vivir felices, todas las personas
tenemos que dar y recibir perdón.
Muchas veces sin quererlo ofendemos a alguien
y necesitamos recuperar la paz.
Para ello debemos aceptar nuestra culpa,
pedir perdón y reparar la falta cometida.
Sentirse culpable puede ser algo positivo
si nos lleva a reflexionar y a buscar remedio.
Sentirse habitualmente inocente de todo
suele ser el síntoma de la acción del orgullo.
No debemos ser cortos de vista con los propios errores
y agudos con los de los demás.
Perdonar y pedir perdón son cosas
que generalmente van muy unidas.
Es verdad que nos sentimos ofendidos,
pero también hay ofensas nuestras.
Porque los agravios suelen entrecruzarse
en una maraña muy compleja.
La vida es demasiado corta para almacenar
odio y rencor en nuestro corazón.
Aunque sientas la tentación de recordar la ofensa,
debes ser capaz de superarla y perdonar.
Además, muchas de las ofensas son imaginarias
y otras están magnificadas.
Sea lo que sea o con quien sea,
enfréntate a ello y trata de curar esa herida.
Toma el teléfono.
Escribe un email.
Busca un punto o un lugar de encuentro.
Memoriza unas palabras de acercamiento
y déjalas fluir naturalmente. Pide perdón!
Autor: Anónimo
Cada uno y sus circunstancias en sea lo que sea o con quien sea, aborda los resentimientos de nuestra mente y corazón, la raíz que lo provocó y enfréntalo. El perdón tiene algo mágico cuando es sincero y sabes que el problema mejorará y tal vez desaparezca.
que producen ofensas en quienes le rodean,
y esas ofensas suelen llevar aparejadas
un sentido de culpa para su causante.
Si la persona se desentiende de la realidad
ignorando la ofensa que ha producido,
o proyecta sin razón su culpa sobre los demás
eso solo sirve para provocar un daño mayor.
El desconocer un error no remedia el mal
sino que profundiza más la herida producida.
Para poder vivir felices, todas las personas
tenemos que dar y recibir perdón.
Muchas veces sin quererlo ofendemos a alguien
y necesitamos recuperar la paz.
Para ello debemos aceptar nuestra culpa,
pedir perdón y reparar la falta cometida.
Sentirse culpable puede ser algo positivo
si nos lleva a reflexionar y a buscar remedio.
Sentirse habitualmente inocente de todo
suele ser el síntoma de la acción del orgullo.
No debemos ser cortos de vista con los propios errores
y agudos con los de los demás.
Perdonar y pedir perdón son cosas
que generalmente van muy unidas.
Es verdad que nos sentimos ofendidos,
pero también hay ofensas nuestras.
Porque los agravios suelen entrecruzarse
en una maraña muy compleja.
La vida es demasiado corta para almacenar
odio y rencor en nuestro corazón.
Aunque sientas la tentación de recordar la ofensa,
debes ser capaz de superarla y perdonar.
Además, muchas de las ofensas son imaginarias
y otras están magnificadas.
Sea lo que sea o con quien sea,
enfréntate a ello y trata de curar esa herida.
Toma el teléfono.
Escribe un email.
Busca un punto o un lugar de encuentro.
Memoriza unas palabras de acercamiento
y déjalas fluir naturalmente. Pide perdón!
Autor: Anónimo
Cada uno y sus circunstancias en sea lo que sea o con quien sea, aborda los resentimientos de nuestra mente y corazón, la raíz que lo provocó y enfréntalo. El perdón tiene algo mágico cuando es sincero y sabes que el problema mejorará y tal vez desaparezca.
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Tu opinión a lo largo del Blog es necesaria y bienvenida. El contraste de opiniones es lo que hace tan interesante la complejidad, fragilidad y lo extraordinario que somos los seres humanos. Estoy convencida que reconfortaremos a todo aquel que guste y/o necesite reflexionar. Gracias por leer, por comentar y por formar parte de este blog, C2ISLOV3.