Mostrando entradas con la etiqueta Paulo Coelho. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Paulo Coelho. Mostrar todas las entradas

En Un Bar De Tokio (699)

05 noviembre 2010

El periodista japonés me hace la pregunta de siempre:

-¿Y cuáles son sus escritores favoritos?

Yo doy la respuesta de siempre:

- Jorge Amado, Jorge Luis Borges, William Blake, y Henry Miller.

La traductora me mira asombrada:

-¿Henry Miller?

Pero enseguida se da cuenta de que su papel no es el de hacer preguntas, y sigue con su trabajo. Al final de la entrevista, quiero saber por qué se sorprendió tanto de mi respuesta. Le digo que aunque Henry Miller no sea hoy quizá un escritor “políticamente correcto,” a mí me abrió las puertas a un mundo gigantesco. Sus libros tienen una energía vital que pocas veces podemos encontrar en la literatura contemporánea.

-No critico a Henry Miller; soy también admiradora suya –responde ella–. ¿Sabía usted que estuvo casado con una japonesa?
Por supuesto: no me avergüenzo de ser un fanático y de intentar saberlo todo acerca de la vida de mis ídolos. Fui a una feria de libros sólo para encontrarme con Jorge Amado, viajé 48 horas en autocar para conocer a Borges (cosa que al final, por culpa mía, no ocurrió: en cuanto lo vi, me quedé paralizado y no pude decir nada), llamé al timbre de la portería de John Lennon en Nueva York (el portero me dijo que dejara una carta explicando el porqué de mi visita, y que Lennon ya me llamaría, algo que jamás sucedió). Tenía la intención de ir a Big Sur para ver a Henry Miller, pero falleció antes de que yo pudiese conseguir el dinero para el viaje.

-La japonesa se llama Hoki -respondo orgulloso–. Sé también que en Tokio existe un museo dedicado a las acuarelas de Miller.

-¿Le gustaría conocerla esta noche?

¡Vaya una pregunta! Pues claro que me gustaría estar cerca de alguien que convivió con uno de mis ídolos. Me imagino que recibe visitas de todo el mundo, solicitudes de entrevista... Al fin y al cabo, estuvieron casi 10 años juntos. ¿No resultará muy difícil pedirle que pierda su tiempo con un simple admirador de su marido? Pero si la traductora dice que es posible, podemos confiar en ella. Los japoneses siempre cumplen su palabra.

Aguardo con ansiedad durante el resto del día, subimos a un taxi, y todo comienza a parecer extraño. Nos paramos en una calle donde nunca debe de dar el sol, ya que por encima pasa un viaducto. La traductora señala un bar vulgar y corriente en el segundo piso de un edificio que se está cayendo a pedazos.

Subimos las escaleras, entramos en el bar, completamente vacío, y allí está Hoki Miller.

Disimulando mi sorpresa, intento exagerar mi entusiasmo por su ex-marido. Ella me conduce a una sala que hay al fondo, donde ha creado un pequeño museo: algunas fotos, dos o tres acuarelas firmadas, un libro con dedicatoria, y nada más. Me cuenta que lo conoció cuando hacía el doctorado en Los Ángeles y, para ganarse la vida, tocaba el piano en un restaurante, cantando canciones francesas (en japonés). Miller fue allí a cenar, le encantaron sus canciones (había pasado gran parte de su vida en París), salieron unas cuantas veces juntos, y él le propuso matrimonio.

Observo que en el bar donde nos encontramos hay un piano, como si ella quisiera volver al pasado, al día en que se conocieron. Me cuenta anécdotas deliciosas de su vida en común, de los problemas debidos a la diferencia de edad entre los dos (Miller tenía más de 50 años; Hoki no había cumplido 20), del tiempo que pasaron juntos. Me explica que los herederos de otros matrimonios se quedaron con todo, hasta con los derechos de autor. Pero eso no tiene importancia: lo que ella vivió está más allá de la compensación financiera.

Le pido que toque la misma música que, muchos años atrás, tanto atrajo a Miller. Ella lo hace con lágrimas en los ojos, y canta “Hojas Muertas” (Feuilles Mortes).

La traductora y yo nos sentimos conmovidos. El bar, el piano, y el eco, en las paredes desnudas, de la voz de Hoki, a quien no le importa la gloria de las otras ex-mujeres, ni los ríos de dinero que deben generar los libros de Miller, ni la fama mundial de la que podría estar disfrutando.

“No valía la pena luchar por la herencia: bastó el amor” dice al final, entendiendo lo que sentíamos. Sí, por la completa ausencia de amargura o rencor, comprendo que bastó el amor.


Autor: Paulo Coelho
Guerrero de la Luz Online



Que la base de tu vida sea tolerancia, compresión y un amor verdadero.

Encuentra esa persona que necesitas en tu vida y ámala con todo tu ser, aunque tal vez para los ojos del resto del mundo no sea el ideal de una relación estable.

El Calor Del Alma (684)

13 septiembre 2010

Todos nosotros hemos pasado muchos días, o semanas enteras, sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo.

Son momentos difíciles, cuando el calor humano desaparece, y la vida se reduce a un arduo esfuerzo por sobrevivir.

En esos momentos en que el fuego ajeno no le da calor a nuestra alma, debemos revisar nuestro propio hogar. Debemos agregarle más leña y tratar de iluminar la sala oscura en la que nuestra vida se transformó.

Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita, que la madera cruje, que las brasas brillan o las historias que las llamas cuentan, la esperanza nos será devuelta.

Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amados. No es más que cuestión de tiempo.


Autor: Paulo Coelho



Dar para recibir porque a veces somos nosotros quien nos hemos vuelto contra el mundo. No sabremos vivir la vida sin autoconocimiento de nuestra capacidad de amar y ser amados.

El Suicidio (666)

30 julio 2010

Colin Wilson, hoy un escritor consagrado, describe su tentativa de suicidio a los 16 años: "Entré en el laboratorio de química de la escuela, y tomé la botella de veneno. Coloqué un vaso delante de mí, lo miré bastante, reparé en su color, e imaginé el posible gusto que tendría. Entonces, aproximé el ácido a mi rostro, y sentí su olor; en ese momento, mi mente dio un salto al futuro – y yo podía sentirlo quemando mi garganta, abriendo un agujero en mi estómago. La sensación de los daños causados por el ácido era tan real, que parecía que ya lo había bebido. Fue entonces que tuve la certeza de que no quería eso. Me quede algunos momentos sosteniendo el vaso entre mis manos, saboreando la posibilidad de la muerte, hasta pensar para mí mismo: "si soy valiente para matarme, también soy valiente para continuar viviendo".


Autor: Paulo Coelho
Del libro Maktub II




El suicidio es la máxima respuesta de un sujeto de la necesidad de evitar el epicentro de la realidad, exhaustos de su rutina diaria y tolerancia.

Somos dueños de nuestra vida, perseverancia, autocontrol y fuerza para enfrentar cualquier problema, además el tiempo y el destino irán moldeándose hasta que el cambio provenga desde el fondo del corazón, porque nunca el suicidio debería ser una salida.

El Regalo (654)

02 julio 2010

Miie Tamaki resolvió dejar que todo lo que hacía (era economista) para dedicarse a la pintura. Durante años buscó un maestro adecuado, hasta que encontró una mujer especialista en miniaturas que vivía en el Tíbet. Miie dejó Japón y fue para las montañas tibetanas, a aprender lo que precisaba. Pasó a vivir con la profesora, que era extremadamente pobre.

Al final del primer año, Miie volvió al Japón por algunos días, y volvió al Tibet con un auto lleno de regalos. Cuando la profesora vio esto, comenzó a llorar, y pidió que Miie no volviera más a su casa, diciendo:

“Antes, nuestra relación era de igualdad y amor. Tú tenías techo, comida y pinturas. Ahora, al traerme estos regalos, estableces una diferencia social entre nosotros. Si existe esta diferencia, no puede existir comprensión y entrega.”


Autor: Paulo Coelho
Del libro Maktub



Esa relación interpersonal de amistad que se crea y perdura es porque además de tener virtudes en común se desean la mejor comprensión mutuamente. Pero dejará de ser benévola en cuanto aparezcan desperfectos en la relación humana, principalmente por desigualdad dando lugar al deterioro.

Ser elegante y generoso sin ser ostentoso, es una buena fórmula para no abrumar a las amistades.




El Otro (592)

11 febrero 2010

Un sujeto encuentra a un viejo amigo, que vive tratando de acertar en la vida, sin resultado. "Voy a tener que darle un poco de dinero", piensa. Sucede que, esa noche, descubre que su amigo es rico, y que ha venido a pagar todas las deudas que ha contraído en el correr de los años.
Van hasta un bar que solían frecuentar juntos, y él paga la bebida de todos. Cuando le preguntaron la razón de tanto éxito, él responde que hasta unos días antes había estado viviendo el Otro.

¿Qué es el Otro? preguntan.

El otro es aquel que me enseñaron a ser, pero que no soy yo. El Otro cree que la obligación del hombre es pasar la vida entera pensando en cómo reunir dinero para no morir de hambre al llegar a viejo. Tanto piensa, y tanto planifica, que sólo descubre que está vivo cuando sus días en la tierra están a punto de terminar. Pero entonces ya es demasiado tarde.

Y tu ¿quién eres?

Yo soy lo que es cualquier de nosotros, si escucha su corazón. Una persona que se deslumbra ante el misterio de la vida, que está abierta a los milagros, que siente alegría y entusiasmo por lo que hace. Sólo que el Otro, temiendo desilusionarse, no me dejaba actuar.

Pero existe el sufrimiento, dicen las personas en el bar.

Existen derrotas. Pero nadie está a salvo de ellas. Por eso, es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños que ser derrotado sin siquiera saber por qué se está luchando.

¿Sólo eso?, preguntan las personas del bar.

Sí. Cuando descubrí eso, decidí ser lo que realmente siempre deseé. El Otro se quedó allí, en mi habitación, mirándome, pero no lo dejé entrar nunca más, aunque algunas veces intentó asustarme, alertándome de los riesgos de no pensar en el futuro.

"Desde ese momento en que expulsé al Otro de mi vida, la energía divina obró sus milagros"


Autor: Paulo Coelho
A orillas del río Piedra me senté y lloré



Uno debe enfrentarse a sueños y derrotas, luchando con entusiasmo en todo lo que se hace o el Otro entrará en nuestras vidas y desatenderemos impasibles sueños y derrotas.


El Miedo Y El Deseo (586)

28 enero 2010

Ana Sharp, autora de "La Magia del Camino Real" (Ed. Rosa de los Tiempos), la responsable de acompañar a Shirley Maclaine por el Camino de Santiago, me dijo cierta noche: El miedo es un deseo oculto. Inconscientemente, pasamos la vida intentando probar que nuestros padres estaban acertados, porque ellos nos dieron la cosa más importante: el amor. Mas dejaron las marcas de sus propios temores; y nosotros, para no destruir la imagen de personas poderosas que eran, terminamos dejando que estos miedos nos sean transferidos a nosotros.

"Solo perdí el miedo de volar cuando, en la víspera de cierto viaje, pensé para mí misma: tengo este pánico porque mi padre tenía miedo, y yo no puedo aceptar que estuviese equivocado" Es preciso quedarse con las cosas buenas del pasado, más librarse de los temores irracionales. Hoy, cuando me confronto con cualquier miedo, cambio la palabra por 'deseo' y pregunto: ¿porque estoy deseando esto? Y el miedo/deseo se aparta normalmente".


Autor: Paulo Coelho



Esos pequeños miedos que heredamos de la experiencia de otros, debemos darle un uso correcto de informativo, consejero, de advertencia pero nunca paralizarnos, impedirnos, detenernos... porque entonces nos coaccionamos nosotros mismos sin haber vivido la experiencia.

El Martillo, El Agua Y La Piedra (581)

16 enero 2010

El monasterio a orillas del río Piedra está rodeado de una linda vegetación, verdadero oasis en los campos estériles de esa parte de España. Allí, el pequeño río se transformó en una caudalosa corriente y se dividió en decenas de cascadas.

Camino por ese lugar, escuchando la música de las aguas. De repente, una gruta debajo de una de las cascadas me llama la atención. Miro cuidadosamente la piedra gastada por el tiempo, las bellas formas que crea la naturaleza porque es paciente. Y descubro, escrito en una pequeña placa, los versos de R. Tagore:

"No fue el martillo que dejó perfectas estas piedras, sino el agua, con su dulzura, su danza y su canción. Donde la dureza sólo puede destruir, la suavidad consigue esculpir”


Autor: Paulo Cohelo



Calma y paciencia graduando nuestros impulsos, paciencia y bondad, para luchar a veces resignándonos a que las cosas sigan su curso y así lograr y modificarlas.

El Océano (580)

14 enero 2010

Careimi Assmann cuenta: Diego no conocía el mar. Santiago Kovadloff lo llevó para descubrir el océano.

Durante días, viajaron hacia el sur. Cierta tarde, Santiago le dijo a Diego: "Atrás de aquellas dunas está el mar". El corazón del muchacho latía de emoción. Subió corriendo las arenas, sin esperar por nadie y de repente, estaba delante del océano.

Fue tanta la inmensidad, fue tanto el fulgor, que el pequeño quedó mudo. Cuando consiguió recuperar la voz, tartamudeó: "¡Es muy grande! ¡Ayúdame a mirar!"

El maestro comenta al respecto: "así como nadie puede ayudarnos a mirar el océano, no podemos usar los ojos de nadie para entender y divisar lo que acontece con nosotros".


Autor: Paulo Coelho



Con el paso del tiempo, varían las necesidades y motivaciones. De una manera muy grata nos descubrimos, aprendiendo a ser también feliz por nosotros mismos. Nos conocemos un poquito más, quitamos una máscara que igual hasta deconocíamos que teníamos y nuestra independencia emocional crece. Conócete a ti mismo, sin esperar a la suerte o a las coincidencias.

El Intento De Controlar El Alma (550)

03 noviembre 2009

Muchas veces pensamos que podemos controlar el amor. Y, en ese momento, nos sorprendemos haciéndonos una pregunta absolutamente inútil: “¿merece la pena?”

El amor no respeta esa pregunta. El amor no se deja valorar como una mercancía. Uno de los personajes de la obra La buena alma de Tse-Chuang, de Bertold Brecht, nos habla de la verdadera entrega:

"Quiero estar junto a la persona que amo.
No quiero saber el precio que habré de pagar.
No quiero saber si será bueno o malo para mi vida.
No quiero saber si esa persona me quiere o no.
Lo único que necesito, lo único que deseo, es estar cerca de la persona que amo”


Autor: Paulo Coelho

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



La mejor definición del amor es la que evolucionamos emocionalmente porque nos brinda la oportunidad de dar y sentir.



Esta página fue modificada por última vez el 3 dic 2011

Escuchar El Corazón (497)

10 septiembre 2009

- ¿Por qué hemos de escuchar el corazón? - preguntó el muchacho cuando acamparon aquel día.

- Porque donde él esté, es donde estará tu tesoro.

- Mi corazón se halla agitado - dijo el muchacho. Tiene sueños, se emociona y está apasionado por una mujer del desierto. Me pide cosas y no me deja dormir muchas noches, cuando pienso en ella.

- Es bueno. Tu corazón está vivo. Sigue escuchando lo que él tiene para decir.

En los tres días siguientes, los dos pasaron junto a algunos guerreros, y vieron a otros guerreros en el horizonte.

El corazón del muchacho empezó a hablar sobre el miedo.

Contábale al muchacho historias que había oído al Alma del Mundo, historias de hombres que fueron en busca de sus tesoros y jamás los encontraron.

A veces, asustaba al muchacho con el pensamiento de que podría no conseguir el tesoro, o podría morir en el desierto.

Otras veces, le decía que ya estaba satisfecho, que ya había encontrado un amor y muchas monedas de oro.

- Mi corazón es traicionero - dijo el muchacho al Alquimista, cuando pararon para descansar un poco los caballos.

- No quiere que continúe.

- Eso es bueno - respondió el Alquimista -. Demuestra que tu corazón está vivo. Es natural cambiar un sueño por todo aquello que ya se consiguió.

- Entonces, ¿por qué debo escuchar mi corazón?

- Porque no conseguirás nunca mantenerlo callado. E incluso si finges no escuchar lo que dice, él estará dentro de tu pecho, repitiendo siempre lo que piensa sobre la vida y el mundo.

- ¿Incluso aún siendo traicionero?

- La traición es el golpe que tú no esperas. Si conoces bien tu corazón, él jamás lo conseguirá.

Nadie logra huir de su corazón. Por eso, es mejor escuchar lo que él dice.

Para que jamás venga un golpe que tú no esperas.

El muchacho seguía escuchando su corazón, mientras caminaban por el desierto.

Llegó a conocer sus artimañas y sus trucos y llegó a aceptarlo como era.

Entonces, el muchacho dejó de tener miedo, y dejó de tener ganas de volver, porque una tarde su corazón le dijo que estaba contento.

"Incluso si protesto un poco", decía su corazón, "es porque soy un corazón de hombre, y los corazones de hombres son así.

Tienen miedo de realizar sus mayores sueños, porque encuentran que no lo merecen o que no van a conseguirlos.

Nosotros, los corazones, morimos de miedo sólo de pensar en amores que partieron para siempre, en momentos que podrían haber sido maravillosos y que no lo fueron, en tesoros que podrían haber sido descubiertos y quedaron para siempre escondidos en la arena.

Porque cuando esto acontece, terminamos sufriendo mucho".

- Mi corazón tiene miedo de sufrir - dijo el muchacho, una noche en que miraban el cielo sin luna.

- Dile que el miedo de sufrir es peor que el propio sufrimiento. Y que ningún corazón jamás sufrió cuando fue en busca de sus sueños, porque cada momento de búsqueda es un momento de encuentro con Dios y con la Eternidad.

-Cada momento de búsqueda es un momento de encuentro - dijo el muchacho a su corazón.

Mientras buscaba mi tesoro, todos los días fueron luminosos, porque yo sabía que cada hora formaba parte del sueño de encontrar.

Mientras yo buscaba este mi tesoro, descubrí en el camino cosas que jamás había soñado encontrar, si no hubiese tenido el valor de intentar cosas imposibles para los pastores.

Entonces, su corazón permaneció silencioso una tarde entera.

De noche, el muchacho durmió tranquilo, y cuando despertó, su corazón empezó a hablarle de las cosas del Alma del Mundo.

Dijo que todo hombre feliz era un hombre que llevaba a Dios dentro de sí.

Y que la felicidad podría ser encontrada en un simple grano de arena del desierto, como ya había dicho el Alquimista.

Porque un grano de arena es un momento de la Creación, y el Universo tardó millares de millones de años para crearlo.

"Cada hombre sobre la faz de la Tierra tiene un tesoro que le está esperando", dijo su corazón.

"Nosotros, los corazones, acostumbramos a hablar poco de estos tesoros, porque los hombres ya no quieren encontrarlos.

Sólo hablamos a los niños.

Después, dejamos que la vida encamine a cada uno en dirección a su destino.

Pero, desgraciadamente, pocos siguen el camino que les ha sido trazado y que es el de la Historia Personal, y de la felicidad.

Les parece que el mundo es una cosa amenazadora, y por esto el mundo se convierte en una cosa amenazadora.

Entonces nosotros, los corazones, vamos hablando cada vez más quedo pero no nos callamos nunca.

Y procuramos que nuestras palabras no sean oídas: no queremos que los hombres sufran porque no siguieron a sus corazones".

¿Por qué los corazones no les dicen a los hombres que deben continuar siguiendo sus sueños? Preguntó el muchacho al Alquimista.

-Porque, en este caso, el corazón es el que sufre más. Y a los corazones no les gusta sufrir.

El muchacho entendió a su corazón a partir de aquel día. Pidió que nunca más lo dejase.

Pidió que, cuando estuviese lejos de sus sueños, el corazón apretase en el pecho y diese la señal de alarma.

El muchacho juró que siempre que escuchase esta señal, también la seguiría.

Aquella noche habló de todo ello con el Alquimista.

Y el Alquimista comprendió que el corazón del muchacho se había vuelto hacia el Alma del Mundo.

- ¿Qué hago ahora? - preguntó el muchacho.

- Sigue en dirección a las Pirámides - dijo el Alquimista -. Y continúa atento a las señales. Tu corazón ya es capaz de mostrarte el tesoro.

- ¿Era eso lo que me faltaba saber?

- No - respondió el Alquimista-. Lo que te falta saber es lo siguiente: "Siempre antes de realizar un sueño, el Alma del Mundo decide examinar todo aquello que se aprendió durante la caminata.

Ella hace esto no porque sea mala, sino para que podamos, junto con nuestro sueño, conquistar también las lecciones que aprendemos siguiendo en dirección a él.

Es el momento en que la mayor parte de las personas desiste.

Es lo que llamamos, en lenguaje del desierto, "morir de sed cuando las palmeras ya aparecieron en el horizonte"

"Una búsqueda empieza con la Suerte de Principiante. Y termina siempre con la Prueba del conquistador".

El muchacho recordó un viejo proverbio de su tierra.

Decía que la hora más oscura era la que venía antes de salir el sol...


Autor: Paulo Coelho
El Alquimista

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



Escuchar el corazón y pensar con él porque nunca podremos mantenerlo callado. Lograremos entender mejor las emociones y ser más eficientes en la tarea de resolver problemas.



Esta página fue modificada por última vez el 3 dic 2011

El Camino (491)

04 septiembre 2009

Un día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pastura.

Como era un animal irracional, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas.

Al día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el bosque.

Después fue el turno de un carnero, jefe de un rebaño, que viendo el espacio ya abierto hizo a sus compañeros seguir por allí.

Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha y a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón.

Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa.

Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro.

Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal de un poblado y, finalmente, en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque el trayecto era el peor posible.

Mientras tanto, el viejo y sabio bosque se reía, al ver que los hombres tienen la tendencia a seguir como ciegos el camino que ya está abierto, sin preguntarse nunca si esa es la mejor elección.


Autor: Paulo Coelho

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



No sabrás si tienes mejores alternativas y/o soluciones si evitas estar abierto a cambios y a enfrentarlos.



Esta página fue modificada por última vez el 3 dic 2011

El Calor Del Alma... (490)

03 septiembre 2009

Todos nosotros hemos pasado muchos días, o semanas enteras, sin recibir ningún gesto de cariño del prójimo. Son momentos difíciles, cuando el calor humano desaparece, y la vida se reduce a un arduo esfuerzo por sobrevivir.

En esos momentos en que el fuego ajeno no le da calor a nuestra alma, debemos revisar nuestro propio hogar. Debemos agregarle más leña y tratar de iluminar la sala oscura en la que nuestra vida se transformó.

Cuando escuchemos que nuestro fuego crepita, que la madera cruje, que las brasas brillan o las historias que las llamas cuentan, la esperanza nos será devuelta.

Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amados. No es más que cuestión de tiempo.


Autor: Paulo Coelho

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



La fórmula es bien sencilla. Si somos capaces de amar, también seremos capaces de ser amados. Si esto no se está cumpliendo deberías desmenuzar y analizar si lo que transmites es sincero y como lo transmites.



Esta página fue modificada por última vez el 3 dic 2011

El Califa Y Su Mujer (489)

02 septiembre 2009

El califa árabe hizo llamar a su secretario:

-Encierra a mi mujer en la torre mientras estoy de viaje– ordenó.

-¡Pero si ella ama a Su Majestad!

-Y yo la amo a ella –respondió el califa-. Pero sigo un viejo proverbio de nuestra tradición: "haz pasar hambre a tu perro y te será fiel; hazlo engordar y te morderá”

El califa partió hacia la guerra y volvió seis meses después. Al llegar, llamó a su secretario y pidió ver a su esposa.

-Os ha dejado –fue la respuesta del secretario-. Su Majestad citó un bello proverbio antes de partir, pero olvidó otro dicho árabe: "Si tu perro está preso, acompañará a cualquier persona que le abra la jaula”


Autor: Paulo Coelho
De las artimañas del amor

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



Retener a la fuerza al ser amado no nos dará más que tristezas.



Esta página fue modificada por última vez el 3 dic 2011

Descubriendo El Verdadero Miedo (390)

26 mayo 2009

Un sultán decidió hacer un viaje en barco con algunos de sus mejores cortesanos. Se embarcaron en el puerto de Dubai y zarparon en dirección al mar abierto.

Entretanto, en cuanto el navío se alejó de tierra, uno de los súbditos - que jamás había visto el mar, y había pasado la mayor parte de su vida en las montañas
- comenzó a tener un ataque de pánico: sentado en la bodega de la nave lloraba, gritaba y se negaba a comer o a dormir. Todos procuraban calmarlo, diciéndole que el viaje no era tan peligroso, pero aunque las palabras llegasen a sus oídos no llegaban a su corazón.

El sultán no sabía qué hacer, y el hermoso viaje por aguas tranquilas y cielo azul se transformó en un tormento para los pasajeros y la tripulación.

Pasaron dos días sin que nadie pudiese dormir con los gritos del hombre. El sultán ya estaba a punto de mandar volver al puerto cuando uno de sus ministros, conocido por su sabiduría, se le aproximó: - Si su Alteza me da permiso, yo conseguiré calmarlo.

Sin dudar un instante, el Sultán le respondió que no sólo se permitía, sino que sería recompensado si consiguiera solucionar el problema.

El sabio entonces pidió que tirasen al hombre al mar. En el momento, contentos de que esa pesadilla fuera a terminar, un grupo de tripulantes agarró al hombre que se debatía en la bodega y lo tiraron al agua.

El cortesano comenzó a debatirse, se hundió, tragó agua salada, volvió a la superficie, gritó más fuerte aún, se volvió a hundir y de nuevo consiguió reflotar.

En ese momento, el ministro pidió que lo alzasen nuevamente hasta la cubierta del barco.

A partir de aquel episodio, nadie volvió a escuchar jamás cualquier queja del hombre, que pasó el resto del viaje en silencio, llegando incluso a comentar con uno de los pasajeros que nunca había visto nada tan bello como el cielo y el mar unidos en el horizonte. El viaje - que antes era un tormento para todos los que se encontraban en el barco - se transformó en una experiencia de armonía y tranquilidad.

Poco antes de regresar al puerto, el Sultán fue a buscar al ministro: -¿Cómo podías adivinar que arrojando a aquel pobre hombre al mar se calmaría? - Por causa de mi matrimonio -respondió el ministro.- Yo vivía aterrorizado con la idea de perder a mi mujer, y mis celos eran tan grandes que no paraba de llorar y gritar como este hombre. Un día ella no aguantó más y me abandonó, y yo pude sentir lo terrible que sería la vida sin ella. Sólo regresó después de que le prometí que jamás volvería a atormentarla con mis miedos.

De la misma manera, este hombre jamás había probado el agua salada y jamás se había dado cuenta de la agonía de un hombre a punto de ahogarse. Después que conoció eso, entendió perfectamente lo maravilloso que es sentir las tablas del barco bajo sus pies.


Autor: Paulo Coelho

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



Atormentarse con miedos, fobias, inquietudes, miedos infundados, prohibiciones o insensatos auto-exámenes... indican que estamos focalizando mal nuestra propia conciencia. Es necesario armonizarse en un plano mental y emocional, con una serie de entrenamientos sencillos de meditación, técnicas y dinámicas. No dudes en buscar ayuda profesional cualificada, si la necesitas.



Esta página fue modificada por última vez el 3 dic 2011

De Los Bastones Y Las Reglas (331)

28 marzo 2009

En el otoño de 2003, estaba paseando en plena noche por el centro de Estocolmo, cuando vi a una señora que caminaba ayudándose con bastones de esquiar.

Mi primera reacción fue atribuir aquello a alguna lesión que había sufrido, pero me di cuenta de que andaba deprisa, con movimientos acompasados, como si estuviera en mitad de la nieve; sólo que todo a nuestro alrededor era el asfalto de las calles.

La conclusión obvia fue: “esta señora está loca, ¿cómo puede pretender que está esquiando en una ciudad?”

De vuelta en el hotel, le comenté el hecho a mi editor.

Él dijo que el loco era yo: lo que había visto era un tipo de ejercicio conocido como “caminata nórdica” (nordic walking).

Según él, además de los movimientos de las piernas, se trabajan de este modo también los brazos, los hombros, los músculos de la espalda, lo que permite un ejercicio mucho más completo.

Mi intención al caminar (que, junto con el tiro con arco y flecha, es mi pasatiempo favorito) es poder reflexionar, pensar, ver las maravillas que hay a mi alrededor, conversar con mi mujer mientras paseamos.

Me pareció interesante el comentario de mi editor, pero no le presté mayor atención.

Cierto día, estaba en una tienda de deportes para comprar material para las flechas, cuando vi un nuevo tipo de bastones utilizados por los montañistas, unos bastones ligeros, de aluminio, que se pueden abrir o cerrar, mediante el sistema telescópico de un trípode fotográfico.

Me acordé de la “caminata nórdica”: ¿por qué no probarlo? Compré dos pares, para mí y para mi mujer.

Regulamos los bastones para una altura cómoda, y al día siguiente decidimos utilizarlos.

¡Fue un descubrimiento fantástico! Subimos y bajamos una montaña, sintiendo que verdaderamente todo el cuerpo estaba en movimiento, que el equilibrio era mejor, y que nos cansábamos menos.

Caminamos el doble de la distancia que siempre cubríamos en una hora.

Recordé que en cierta ocasión había intentado explorar un riachuelo seco, pero las dificultades que presentaban las piedras del lecho eran tan grandes que desistí de la idea.

Pensé que con los bastones sería mucho más fácil, y estaba en lo cierto.

Mi mujer entró en internet y descubrió que quemaba un 46% más de calorías que en una caminata normal.

Se entusiasmó, y la “caminata nórdica” pasó a formar parte de nuestra rutina diaria.

Una tarde, para distraerme, decidí yo también entrar en internet y ver qué había allí sobre el asunto.

Me llevé un susto: había páginas y más páginas, federaciones, grupos, discusiones, modelos y... reglas.

No sé qué es lo que me empujó a entrar en la página sobre las reglas.

A medida que iba leyendo, me horrorizaba: ¡lo estaba haciendo todo mal! Mis bastones tenían que estar regulados a una altura mayor, tenían que obedecer determinado ritmo, determinado ángulo de apoyo, el movimiento del hombro era complejo, existía una manera diferente de usar el codo, todo seguía preceptos rígidos, técnicos, exactos. Imprimí todas las páginas.

Al día siguiente, y los que siguieron, intenté hacer exactamente aquello que mandaban los especialistas.

La caminata empezó a perder interés, ya no veía las maravillas a mí alrededor, conversaba poco con mi mujer, no conseguía pensar en nada más que las reglas.

Al cabo de una semana, me hice una pregunta: ¿por qué estoy aprendiendo todo esto? Mi objetivo no es hacer gimnasia.

No creo que las personas que empezaron a hacer su “caminata nórdica”, pensaran en nada más que en el placer de andar, de aumentar el equilibrio y mover todo el cuerpo.

Intuitivamente sabíamos cuál era la altura ideal del bastón, como también intuitivamente podíamos deducir que cuanto más cerca estuviesen del cuerpo, mejor y más sencillo sería el movimiento.

Pero ahora, por culpa de las reglas, había dejado de concentrarme en las cosas que me gustan, y estaba más preocupado por perder calorías, mover los músculos y usar cierta parte de la columna.

Decidí olvidar todo lo que había aprendido.

Ahora caminamos con nuestros dos bastones, disfrutando del mundo a nuestro alrededor, sintiendo la alegría de ver cuánto exigimos a nuestro cuerpo, cómo lo movemos, lo equilibramos.

Y si quisiera hacer gimnasia en lugar de “meditación en movimiento”, me buscaría una academia.

De momento, estoy satisfecho con mi “caminata nórdica” relajada, instintiva, aunque quizá no esté perdiendo un 46% más de calorías.

No sé por qué el ser humano tiene esta manía de ponerle reglas a todo.


Autor: Paulo Coelho

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



Las instrucciones de uso son necesarias para sacarle el mayor provecho a la utilidad que has adquirido. Eso no quita que cada uno le de el uso que desee, si es consecuente con las situaciones que puede provocar.

De una manera generalizada, social y hasta ética es útil considerar siempre las reglas, si se quiere disfrutar en como saber hacer, en la mayoría de las situaciones.



Esta página fue modificada por última vez el 3 dic 2011

Aquello Que No Vemos (178)

22 octubre 2008

A veces comenzamos a tenerle miedo a la vida, sin antes habernos trazado metas.

A veces criticamos la vida de los demás, sin haber criticado la nuestra.

A veces envidiamos los logros de los demás, en vez de aprender de ellos.

A veces le pedimos ayuda a alguien, a pesar de que no sabemos agradecer.

A veces creemos ser el mejor amigo, sin saber realmente lo que es la amistad.

A veces creemos ayudar a los demás, a pesar de que somos egoístas con nosotros mismos.

A veces nos conformamos con lo que tenemos, pudiendo ser mejores aún.

A veces queremos tener más poder, sin conocer el poder del amor.

A veces creemos saber todo, sin haber leído algún libro.

A veces creemos haber triunfado, sin saber lo que es haber perdido.

A veces nos decepcionamos de las personas, sin antes haberlos conocido bien.

Cada uno de nosotros es un novato de todo lo que comenzamos a descubrir.

Así como el mundo se nos presenta como una caja de sorpresas, lo mismo sucede con las personas...

Nosotros creemos conocer a una persona (por lo que hace, lo que parece, lo que quiere). Pero en realidad lo que debe interesarnos para conocer a esa persona es:

Aquello que no vemos...

Comencemos en descubrir: Aquello que no vemos.

Descubrir: El quién fue, el quién es, el quién será.

Descubrir: Lo que buscan, lo que aprende, lo que critican.

Descubrir: Lo que sienten de sí mismos, de los demás y de la vida.

Aquello que no vemos, pero que es parte de la esencia de cada uno.

Comencemos por descubrir nuestra esencia.

Descubrir: Sus metas en la vida, sus miedos, sus sueños.


Autor: Paulo Coelho

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



A veces nos sorprendemos porque creemos conocer a la persona; esta sorpresa es proporcional a nuestra preocupación por averiguar lo que tiene en la cabeza.



Esta página fue modificada por última vez el 3 dic 2011

Cerrando Capítulos (81)

20 julio 2008

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el casete y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste ya a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes. Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver.

Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo.


Autor: Paulo Coehlo

Otros escritos de este autor en: El Guerrero de la Luz Online



Nada ni nadie nos es indispensable. Solo es costumbre, apego, necesidad.

Despréndete de lo que ya no está en tu vida y disfruta de lo que si tienes, el presente.



Esta página fue modificada por última vez el 29 mar 2013

Related Posts with Thumbnails