Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando…
Soñar con la libertad,
Soñar con la justicia,
soñar con la igualdad
y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas.
Soñar a mis hijos grandes, sanos felices; volando con sus alas, sin olvidar nunca el nido.
Soñar con el amor, con amar y ser amado, dando todo sin medirlo, recibiendo todo sin pedirlo.
Soñar con la paz en el mundo, en mi país, en mi mismo, y quién sabe cuál es más difícil de alcanzar.
Soñar que mis cabellos que ralean y se blanquean no impiden que mi mente y mi corazón sigan jóvenes y se animen a la aventura, sigan niños y conserven la capacidad de jugar.
Soñar que tendré la fuerza, la voluntad y el coraje para ayudar a concretar mis sueños en lugar de pedir por milagros que no merecería.
Soñar que cuando llegue al final podré decir que viví soñando y que mi vida fue un sueño soñado en una larga y plácida noche de la eternidad.
Autor: Martin Luther King
Este discurso, pronunciado el 28 de agosto de 1963 desde las escalinatas del Monumento a Lincoln durante la Marcha en Washington por el trabajo y la libertad, fue un momento definitorio en el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos. Se le considera como uno de los mejores discursos de la historia.
La fascinación de atreverse a soñar, es el motor que nos hace creer que es posible y nos induce a caminar por la vida, aunque no siempre terminen en un final feliz.
Soñar con la libertad,
Soñar con la justicia,
soñar con la igualdad
y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas.
Soñar a mis hijos grandes, sanos felices; volando con sus alas, sin olvidar nunca el nido.
Soñar con el amor, con amar y ser amado, dando todo sin medirlo, recibiendo todo sin pedirlo.
Soñar con la paz en el mundo, en mi país, en mi mismo, y quién sabe cuál es más difícil de alcanzar.
Soñar que mis cabellos que ralean y se blanquean no impiden que mi mente y mi corazón sigan jóvenes y se animen a la aventura, sigan niños y conserven la capacidad de jugar.
Soñar que tendré la fuerza, la voluntad y el coraje para ayudar a concretar mis sueños en lugar de pedir por milagros que no merecería.
Soñar que cuando llegue al final podré decir que viví soñando y que mi vida fue un sueño soñado en una larga y plácida noche de la eternidad.
Autor: Martin Luther King
Este discurso, pronunciado el 28 de agosto de 1963 desde las escalinatas del Monumento a Lincoln durante la Marcha en Washington por el trabajo y la libertad, fue un momento definitorio en el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos. Se le considera como uno de los mejores discursos de la historia.
La fascinación de atreverse a soñar, es el motor que nos hace creer que es posible y nos induce a caminar por la vida, aunque no siempre terminen en un final feliz.
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