Las mujeres que “aman demasiado” son aquellas que se sienten atraídas por hombres problemáticos, distantes, inaccesibles. Mujeres que luego quedan enganchadas a situaciones conflictivas por haber formado pareja con un hombre inadecuado.
Algunas veces sus historias saltan a la prensa, generalmente por malos tratos, pues ellas raramente ponen fin al drama en el que se encuentran prisioneras.
Suelen inspirar admiración o lástima en su entorno. Son responsables y emprendedoras, pero con poco amor propio. Aguantan lo indecible y, sin embargo, disculpan a sus parejas. Sueñan con lo que podría ser y así “quedan pegadas” a lo que no funciona, ni las hace felices.
Rechazan a los hombres “agradables” porque les resultan aburridos, insípidos, en cambio les es fácil sentirse atrapadas por el hombre distante. Este funciona como una droga para ellas y llegan a obsesionarse tanto, por él, que descuidan sus propios intereses: familia, amigos, trabajo, aficiones.
Viven en una continua ansiedad, donde el pan de cada día es el esfuerzo por entender o cambiar o lograr la atención del hombre “elegido”. Gastan sus energías, agotan el llanto y llegan a la desesperación: para ellas estar enamoradas es sufrir.
Autor: Robin Norwood
Del libro "Las Mujeres que amaban demasiado"
Hay que detenerse a censurar y razonar cuando uno pierde su confianza y se acostumbra a sufrir.
Sólo un amor sano y recíproco, produce bienestar y plenitud.
Algunas veces sus historias saltan a la prensa, generalmente por malos tratos, pues ellas raramente ponen fin al drama en el que se encuentran prisioneras.
Suelen inspirar admiración o lástima en su entorno. Son responsables y emprendedoras, pero con poco amor propio. Aguantan lo indecible y, sin embargo, disculpan a sus parejas. Sueñan con lo que podría ser y así “quedan pegadas” a lo que no funciona, ni las hace felices.
Rechazan a los hombres “agradables” porque les resultan aburridos, insípidos, en cambio les es fácil sentirse atrapadas por el hombre distante. Este funciona como una droga para ellas y llegan a obsesionarse tanto, por él, que descuidan sus propios intereses: familia, amigos, trabajo, aficiones.
Viven en una continua ansiedad, donde el pan de cada día es el esfuerzo por entender o cambiar o lograr la atención del hombre “elegido”. Gastan sus energías, agotan el llanto y llegan a la desesperación: para ellas estar enamoradas es sufrir.
Autor: Robin Norwood
Del libro "Las Mujeres que amaban demasiado"
Hay que detenerse a censurar y razonar cuando uno pierde su confianza y se acostumbra a sufrir.
Sólo un amor sano y recíproco, produce bienestar y plenitud.
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